domingo, 8 de marzo de 2020

Cine y personalidad

Como ilustración de nuestras clases de Psicología para 2º de Bachillerato, y en relación con el Tema 11, dedicado a La personalidad, me parece oportuno hacer de nuevo algunas sugerencias fílmicas

Como toda forma de arte, y acaso más que otras, el cine siempre ha reflejado al ser humano desde los más diversos ángulos y en las más diversas situaciones. Es por eso fácil encontrar ejemplos de películas que aborden cuestiones como qué nos caracteriza, qué nos hace singulares, qué marca a distintos humanos, o incluso los conflictos internos que a menudo se dan en nosotros.
Al igual que otras veces, los títulos más sugerentes suelen presentar a personajes trastornados o singulares -"anormales", dicho sea con cuidado-, y ellos formarán el grueso de esta modesta selección.

 Mi favorita es Zelig (Woody Allen, 1983), la curiosísima y divertida historia, en formato mockumentary (búsquese), de un hombre sin personalidad. ¿O su personalidad consiste en carecer de ella?

Sobre si la personalidad cambia o es inalterable, o sobre si identidad y personalidad van unidas, está el magnífico drama histórico El regreso de Martin Guerre (Le retour de Martin Guerre, Daniel Vigne, 1982 ), que tuvo un remake norteamericano en Sommersby (Jon Amiel, 1993).

Sobre casos de personalidades múltiples, o sobre tipos que son una auténtica caja de sorpresas, hay un buen filón. Para empezar, está la clásica historia de Stevenson sobre el doctor Jekyll y Mr. Hyde, que ha conocido multitud de versiones: mi preferida es El hombre y el monstruo (Rouben Mamoulian, 1931); y hasta hay una buena variante con cambio de sexo incluido: El Dr. Jekyll y su hermana Hyde (Roy Ward Baker, 1971). La película más canónica, y con un enfoque más adecuado para nuestra asignatura es Las tres caras de Eva (The three faces of Eve, Nunnally Johnson, 1957). También son interesantes Las dos caras de la verdad (Primal Fear, 1996) o Múltiple (Split, 2016). 

Sobre tipos atrapados en personalidades que no les corresponden hay, por ejemplo, varias comedias en las que los protagonistas aparecen en o con otro cuerpo, como Big (Penny Marshall, 1988), o se encuentran con su sexo cambiado de la noche a la mañana (como Una rubia muy dudosa, 1991, o ¡Este cuerpo no es el mío!, 2002), pero más interesante es la desasosegante historia de Déjame salir (Get Out, Jordan Peele, 2017). 

Otros tipos de trastornos graves de personalidad los hay a montones. La reciente y dura (no la recomiendo a estómagos sensibles) Ventajas de viajar en tren (Aritz Moreno, 2019) es un curioso ejemplo. Y siempre nos quedará un clásico: Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960).

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