Mencionamos en nuestras clases de Filosofía que las falacias están presentes en cualquier ámbito de la comunicación humana y adquieren mucha importancia en variadas situaciones de nuestra vida cotidiana. Las cometemos o las usan para persuadirnos, nos hacen creer lo que no es o nos hacen descreer en lo que es. ¡Si es que somos unos cándidos! Es fácilón (una falacia más, seguramente ad populum) pensar que las falacias son propias del ámbito político. En el ámbito comercial o publicitario son más patentes aún, y más constantes, y de él resulta mucho más difícil evadirse. Pero es que, además, en nuestras conversaciones ordinarias soltamos o nos son soltadas falacias con una naturalidad pasmosa.
En fin, no todo está perdido: la filosofía (je), y en particular una de sus ramas, la lógica, sirve entre otras cosas para entrenarnos en la detección -y, por tanto, anulación- de las insidiosas falacias que nos rodean.
Para orientaros en el proceloso mundo de las falacias, y para ayudaros en la redaccción de vuestros propios ejemplos, os ofrezco varios enlaces. En este primero encontraréis un amplio diccionario de falacias, con varios ejemplos de cada tipo.
Un sencillo acercamiento a varios tipos de falacias, con una necesaria advertencia acerca del peligro que suponen, lo encontraréis en esta página de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico. Esta misma sociedad promueve charlas como la que podéis ver en el siguiente vídeo (muy interesante, pese a su longitud y a su aire casero):
Con un enfoque más práctico y no menos combativo está el proyecto destruyendofalacias.
Desde una perspectiva más exclusivamente lógica, pero con fáciles ejemplos y con ejercicios interactivos, os interesará este enlace.
Por último, y ya casi saliéndonos del asunto, este enlace está destinado a desmontar unas cuantas de las muchas tonterías que se suelen decir sin fundamento y dar por ciertas. Confesad: ¿a que vosotr@s creéis -o creíais- en algunas de ellas? Zi ej ke...
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