Estamos viendo en nuestras clases de 1º de Bachillerato unas cosillas sobre el conocimiento sensible, tradicionalmente hipervalorado por el vulgo y más bien menospreciado por la tradición filosófica (salvo por G. E. Moore, que era un tío muy simpático y además amigo de Russell).
En este contexto, es frecuente traer a colación ciertos fenómenos curiosos asociados con la percepción, de entre los que destacan las ilusiones perceptivas.
Lo interesante de las ilusiones perceptivas, de entre las que las ilusiones ópticas constituyen sólo un grupo, si bien el más conocido y numeroso, es que nos muestran que, a veces y por distintas razones:
- No hacemos muy bien fiándonos de nuestros sentidos.
- Cuando creemos que nos estamos "fiando de nuestros sentidos" estamos en realidad, al menos en ocasiones, negándolos o desmintiéndolos.
- Percibir no es, sin más, tener sensaciones. A veces supone, de hecho, ir contra las sensaciones (¡ay la Gestalt qué razón tenía!).
- No percibimos las cosas tal y como son. O, mejor: tal y como son sin ser percibidas.
- En general, no sabemos cómo son las cosas sin ser percibidas. ¡Si es que son!
Para que paséis un buen rato os dejo dos presentaciones con un montón de conocidas ilusiones ópticas (algunas se repiten). La 1ª contiene cierta información adicional y resulta más didáctica; la 2ª está en inglés, lo que sin duda no será un problema para vosotros a estas alturas de vuestro desarrollo académico (y si lo es, preguntad a Jamie, que seguro estará encantada en aclararos la clave de algunas ilusiones).
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