En opinión de algunos, nada nos define más como especie que nuestra consciencia de la muerte. Sólo siendo muy generosos, y algo superficiales, podríamos conceder que algún animal no humano sabe que va a morir. Ya os conté que, en realidad, los lemmings no se suicidan. Ahora os añado que es un mito que los elefantes moribundos se encaminen hacia cementerios de proboscídeos.
Seguramente el tipo o la tipa que por primera vez sospechó, con aterradora probabilidad, que iba a morir, y que quizás se rebeló ante tan atroz pensamiento, fuera el primer humano. Luego vinieron las diversas tradiciones culturales de enterramientos, incineraciones, despedidas y creencias en travesías hacia unos u otros masallás.
Siguiendo mi costumbre, se me ocurre ofreceros, querido discipulado, un par de muestras más que interesantes de cómo el cine ha presentado la muerte y algunos de los sentimientos y reflexiones que suscita.
Empezamos enlazando con la cuestión, vista hace poco, de la posible humanidad de las máquinas. Si alguna vez máquinas, robots o sistemas cibernéticos fueran semejantes a los humanos..., ¿cómo afrontarían su propia muerte?
Ejemplo 1: En la ya conocida Blade Runner, el replicante Nexus-6 llamado Roy, cuya vida está limitada por razones de seguridad a seis años, lamenta su próximo final: ha visto cosas increíbles que nadie ya conocerá jamás ("Naves ardiendo más allá de Orión", etc.): "Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia". Apreciad el tono trágico y poético de esta conocidísima secuencia, y no os perdáis la reflexión final -muy apropiada para nuestros propósitos- del protagonista humano que interpreta Harrison Ford. (Atención: secuencia en castellano.)
Ejemplo 2: Vamos ahora con una de las muertes más famosas de la historia del cine: el momento de 2001: Una odisea del espacio en que el astronauta Dave Bowman desconecta el sofisticado -y al parecer autoconsciente- computador HAL 9000, que controla las funciones de la nave en la que viajan hacia Júpiter y a cuya tripulación ha matado debido a un extraño mal funcionamiento. Hal ruega por su vida y desvaría. (En este enlace encontraréis la versión en castellano, que no admite su inserción aquí.)
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