Ayer murió Carlos Fuentes. Quizás esto no altere vuestras vidas, ni os suma en una profunda depresión, u os importe lo mismo que el precio del sorgo en el mercado de futuros de Shanghai, pero Carlos Fuentes era un tipo extraordinario.
Escritor mexicano, premio Cervantes, impecable fabulador y profundísimo pensador siempre atento a las muchas aristas de la realidad latinoamericana y, por extensión, humana, encontramos en la obra más seria de Fuentes, pero también en sus muchas conferencias y en sus frecuentes artículos de prensa, una palabra siempre acertada, una reflexión siempre oportuna, la mirada más despierta.
Siempre recordaré el prodigioso comienzo de su novela total Terra Nostra:
"Increíble el primer animal que soñó con otro animal. Monstruoso el primer vertebrado que logró incorporarse sobre dos pies y así esparció el terror entre las bestias normales que aún se arrastraban, con alegre y natural cercanía, por el fango creador. Asombrosos el primer telefonazo, el primer hervor, la primera canción y el primer taparrabos."
Por si os intreresa escucharle, en este fragmento de entrevista cuenta parte de su vida y de sus relaciones:
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