¿Cómo seríamos si no nos hubiéramos criado en sociedad?, ¿si no hubiéramos pasado por el proceso de socialización que nos ha formado desde nacer, o incluso antes?
Esta cuestión siempre nos ha intrigado. La respuesta más aproximada la encontramos en las escasas historias de los niños salvajes que ha habido, niños crecidos parcialmente en estado salvaje, generalmente en la naturaleza, o en todo caso con mínimo contacto humano. Son muy pocos, y apenas estudiados. Algunos estuvieron perdidos sólo unos pocos años; otros se perdieron a los 8 ó 10, cuando ya estaban muy socializados.
El caso más conocido y uno de los mejor estudiados es el de Víctor, un niño encontrado en los bosques de Aveyron, Francia, en 1799, con unos 11 ó 12 años. Quizás fuera abandonado muy pequeño. Vivía como una fiera, no hablaba, no andaba erguido y sus percepciones sensoriales eran muy diferentes a las nuestras. Fue educado con paciencia y perseverancia durante varios años por el profesor Itard, que dejó constancias en sus notas -publicadas en forma de libro- de los progresos de Víctor. Pero también dejó claras sus limitaciones: Víctor no llegó a hablar y, llegado a cierto punto, sus progresos se detuvieron.
¿Hasta qué punto Víctor era plenamente humano?
¿En qué no lo era, o qué necesitamos nosotros para serlo?
Ha habido otros casos famosos: Kaspar Hauser, encerrado en un sótano por más de veinte años (hay una interesante película); la americana Nell, mucho tiempo aislada en una casa apartada; algun niño keniata; una mujer argentina viviendo años en un gallinero; los ficticios Tarzán y Mowgli, que dan la falsa idea de que aislados seríamos igual de capaces...
Recientemente, una película española, Entre lobos, cuenta también la historia de un chico que durante años vivió sin contacto humano.
Pero ningún caso es tan interesante y verídico como el de Victor de L'Aveyron, inmortalizado por una preciosa película de François Truffaut en 1969. Os dejo un tráiler en inglés:
Pero ningún caso es tan interesante y verídico como el de Victor de L'Aveyron, inmortalizado por una preciosa película de François Truffaut en 1969. Os dejo un tráiler en inglés:
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